Cuando supuestamente está todo
encaminado y siguiendo su curso esperable, irrumpen otros cuestionamientos y
otras dudas.
Para el infectólogo, con el
antibiótico nebulizado, no sería tan necesario un eventual tratamiento
endovenoso. Por el alto nivel de efectividad. No así para la gastroenteróloga,
ya que la pseudomona había comenzado a afectarle el metabolismo y el
funcionamiento del páncreas.
Por otro lado, el kinesiólogo nos
explicó recientemente la manera precisa y efectiva de hacer la nebulización con
la tobramicina. Se sorprendió, supuso que ya nos lo habrían dicho. Pero no.
Nosotros también nos sorprendimos. Nos percatamos de que todo el esfuerzo de las
últimas semanas, sobre todo de Juan, no ha sido aprovechado al máximo. La tranquilidad
ganada se va difuminando y termina en un “peor es nada”…Entonces vuelvo a mi idea
inicial de que lo mejor son los antibióticos por vía. Drásticos, contundentes y con menos margen de error. No se puede basar el éxito de un plan en algo que tiene tantas
variables y enfoques distintos. Tantas maneras de realizarlo y opiniones
distintas que confunden más en vez de aportar claridad. Esta semana vamos a
conversar con el pediatra y redefinir mejor todo.
Yo me siento medio en el aire a
veces con estas cosas . Tomando un lugar que no elegí, pero que no tuve alternativa. Por suerte me he arreglado bastante bien, pero no todas las madres tienen esa suerte y esas posibilidades. Me veo teniendo que cotejar información de distintas especialidades con
su visión particular y mirando lo macro. Decidiendo cuál es el plan que mejor
se adapta a las necesidades de Juan Pedro. Preferiría descansar y acompañarlo
como mamá. En el desayuno, en la tarea, en salidas. No teniendo que averiguar,
pensar, investigar acerca de bacterias, del sistema inmunológico, del aparato
respiratorio, de innovaciones científicas…Por momentos pienso que es demasiada responsabilidad para mi, aunque yo decidí tomarla con amor y dedicación. Siento
la necesidad inevitable de hacerlo porque es un lugar vacío y definitorio. Tal vez sea mi manera particular de ser mamá. De
cualquier modo, las decisiones finales
en cuanto a estudios y tratamientos siempre están en manos de sus médicos. El
problema, que creo que es de la manera en que toda la medicina occidental se
enfoca, es que es sectorizada. Son visiones parciales, unilaterales. Poco
integradoras. No se ve al organismo como
un todo, como un sistema perfecto de engranajes que tienen que estar en
equilibrio necesariamente. Si no , por tratar de curar algo, se enferma otra
parte. Así lo veo y lo siento yo. Con esto y en general. Encuentro cada vez
menos respuestas y más dudas en esta forma de tratar una enfermedad y un ser
humano. Mucho más allá de un conjunto coordinado y organizado de células
particulares.
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