lunes, 29 de agosto de 2016

PSEUDOMONA AERUGINOSA



No se aloja en unos pulmones limpios. Aparece cuando hay un caldo de cultivo propicio. En los últimos años como Juan no tenía síntomas, tos, fiebre, se decidió no darle antibiótico aún sabiendo que tenía un estafilococo. Tiempo después aparecieron unos hongos, que tampoco les preocupaba a sus médicos. Luego apareció la pseudomona. En mi opinión fue un error haberlo dejado sin antibióticos específicos, aún estando asintomático. Durante doce años lo habíamos hecho así y funcionaba. ¿Por qué cambiarlo? La principal responsable soy yo, porque aún estando inquieta y dudando mucho de este cambio, lo dejé en manos de sus especialistas y confié en que ellos deberían saber por qué hacían lo que hacían. Creo que su intención ha sido buena, que estaban convencidos entonces y lo están ahora y creyeron que era lo mejor para Juan. Alguno me dijo que no hay que buscar culpables y otro sigue diciendo que la pseudomona no le preocupa sino que hay que ver el estado clínico del paciente. Mi respuesta es que claro que no tiene caso buscar culpables ni llorar sobre la leche derramada, pero hay que ocuparse ya. Y hacerlo de otra manera. Que a mi sí me preocupa la pseudomona. Que el estado clínico de Juan Pedro es excelente hoy porque nunca la había tenido. Pero que no va a ser igual si se la dejamos ahí. Todo lo que escucho es siempre lo mismo. Que las estadísticas…que los porcentajes…que todos los chicos con fq se colonizan con pseudomona…, que es imposible desalojarla…,que a la edad de Juan hay chicos que ya están muertos…que hasta ahora no tuvimos mayores problemas pero que nos tenemos que acostumbrar.

Yo estoy muy preocupada como desde hace quince años que no lo estaba. Desde que me enteré hace unos días del resultado del último cultivo, no consigo pensar en otra cosa por más que trate. Es lo primero que me aparece a la mañana y lo último que se desvanece a la noche. Pero no me lleva a la angustia ni a la desesperación. Sino a la acción. A buscar, a investigar. Otra vez, a desarrollar habilidades y una inteligencia que no estaba necesitando usar. Entonces les contesto que no me hablen de estadísticas, de porcentajes ni de pronósticos. Que no me importa la escuela europea ni la americana. Me importa Juan y lo que veo en él.  Que no me cuenten lo que aprendieron en libros, en la facultad o en ver infinidad de casos que no son Juan Pedro. Que cada organismo es particular y de hecho, él mismo es una prueba de eso. Que cuando era bebé tuvo pseudomona y no creían que iba a salir del sanatorio. Y esa bacteria desapareció por quince años. ¿Cómo me van a decir que es imposible? Les digo que no me importa los otros casos como fueron. Que nadie conoce mejor que yo a Juan, lo que ha resultado y lo que no. Sencillamente porque en estos quince años han sido muy pocos los días que no hemos estado juntos. Que no me hablen de sobrevida ni de muerte porque no los voy a escuchar. Que esa bacteria hay que desalojarla ya. Que no hay que perder más tiempo y que no existe la más mínima posibilidad de que aceptemos otra cosa. Hasta acá llegó mi pasividad y mi aceptación. Este es mi límite. Si no encuentro las respuestas que necesitamos en el equipo actual, vamos a buscar en otros profesionales las respuestas y las acciones que sí nos convenzan y que creemos que Juan necesita. En los últimos días hemos conversado bastante y ya lo estamos haciendo. Al ver nuestra posición y que no va a haber Cristo que nos convenza de lo contrario, el Dr Macri sugiere un tratamiento más agresivo, tal vez hasta con dos internaciones más antes de fin de año. Además de antibióticos nebulizados y vía oral. Yo ya le dije que hagan todo lo que haya que hacer pero que Juan quede limpio. El pediatra me dijo que le parecía que era el momento de una internación ahora porque nosotros “estamos asustados y lo necesitamos”, aunque es casi imposible que la pseudomona ceda. Yo le dije que no estamos asustados, sino totalmente conscientes del proceso involutivo y de la bola de nieve que se genera a partir de que la pseudomona se instala. Que no lo quiero en unos años esperando un transplante bipulmonar en la fundación Favaloro. Y que si existe una posibilidad en un millón de que los antibióticos resulten ¿cómo no lo vamos a intentar? No resiste el menor análisis.

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